Por Stella Álvarez

Jairo Restrepo es toda una institución en el campo de la agroecología mundial; su nombre y el de su proyecto, que bautizó “La mierda de vaca” se confunden y dan la sensación de ser lo mismo. Nació en Colombia pero su trayectoria de vida está vinculada a otros países y muy particularmente a Brasil, desde donde hace 40 años empezó a irrigar al mundo entero una propuesta que es a la vez filosofía de vida, proyecto social y práctica cotidiana: La agricultura orgánica más conocida como agroecología.

Su trabajo inició en 1980 cuando un compañero en Brasil encontró que la mierda de vaca se podía fermentar y convertirse en un fertilizante natural, al alcance de la mano para muchos agricultores. Empezaron a divulgar este saber en todo el país y desde ahí a Sur y Centro América, después a África, Europa y al resto de continentes. Se dio cuenta de que no se trataba de una simple técnica sino de un saber liberador para los campesinos y para la misma tierra: “Lo nuestro realmente ha sido una bio-revolución en manos de campesinos y campesinas. La mierda de vaca es una herramienta liberadora que se antepone al mercado global de la fertilización”.

Desde entonces su trabajo consiste en difundir la necesidad de una agricultura liberada de los productos hechos a base de petróleo como la que hoy domina el mundo y libre también de los monopolios de las empresas multinacionales que controlan los insumos, las semillas y la tecnología. Jairo tiene claro que su propuesta es una agricultura para la vida, que no considera alternativa porque “no tenemos otra opción, estamos frente a la vida o la muerte”. Pero contrario a la primera impresión que puede causar, su proyecto no consiste principalmente en reflexionar sobre los problemas y proponer nuevas teorías. Él inventa, crea y recrea, recupera fórmulas, caldos nutritivos y herramientas concretas para el avance de la agricultura orgánica. Ese conocimiento lo lleva a cada rincón del planeta ya sea a través de cursos presenciales o virtuales multitudinarios. Miles de personas, si, aunque cueste creerlo varios miles de personas ven sus videos donde enseña las técnicas agroecológicas, hacen preguntas, siguen sus indicaciones y así han construido una comunidad universal.

Este proceso de creación y recuperación de técnicas de la agricultura para la vida, es también un proyecto pedagógico de transformación social. La producción de conocimiento es el resultado del trabajo de toda la comunidad que integra al proyecto La mierda de vaca, es decir, miles de personas alrededor del mundo. Hace parte de la dinámica de interacción de los procesos de capacitación virtuales y presenciales. “Nosotros construimos propuestas tecnológicas trabajando con los campesinos alrededor del mundo, recuperando con ellos técnicas que han sido desplazadas, valorando los conocimientos de todos y convirtiéndolos en saberes prácticos que puedan ser implementados en el día a día”. Es una combinación de un saber ancestral con una capacidad técnica y operativa porque reconocen la necesidad de la tecnología, de una tecnología para la vida.

Su propuesta rebelde, como él la califica, cuestiona seriamente el papel que actualmente juegan las universidades. Cree más en el saber que se construye por fuera de ellas: “No solamente porque imparten conocimientos vetustos y anquilosados, sino porque están hechas para obedecer, no para cuestionar. Los sistemas de investigación de las universidades en casi todo el mundo están dirigidos por las industrias y financiados por las multinacionales, así que no es un saber confiable que pueda resolver los problemas urgentes que enfrentamos”. Por todo eso nos deja claro que la agricultura ecológica no es solo una técnica, tampoco es el reemplazo de insumos ni de fertilizantes. Es una propuesta educativa, de investigación y de comunicación entre iguales: “Se trabaja con la comunicación donde ambos sabemos, ambos ignoramos y en esas dificultades nos reconocemos mutuamente”.

La propuesta de agricultura orgánica es sin duda, tal como lo demuestra Jairo Restrepo, una filosofía de vida, una practica social y política, una forma radicalmente diferente de vivir, de relacionarnos entre nosotros, de producir conocimiento y de alimentarnos. Ojalá comprendamos pronto que el cambio no da espera.

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5 comentarios
  1. Alvaro Ladino
    Alvaro Ladino Dice:

    Siendo niño en los años cincuenta en la finca de mis abuelos en Choconta Cundinamarca.Colombia y en todas las fincas de boyaca también los campesinos recogian la mierda del ganado y hacían una montaña que conservaban para la época de siembra como único fertilizante.
    No es un descubrimiento nuevo era tradicional pero que se fue perdiendo por la propaganda de los abonos químicos.

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  2. Esperanza Echeverry
    Esperanza Echeverry Dice:

    Una iniciativa que recoge saberes ancestrales de nuestra tradición campesina. Las casas de tapia (ya casi no existen) se fabricaban, entre otros elementos, con estiércol de vaca

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  3. Astrid Helena Vallejo
    Astrid Helena Vallejo Dice:

    Escuchando al Sr. Jairo Restrepo recuerdo que en mi época de infancia, hace muchísimos años, mis abuelos tenían una propiedad rural mediana, había ganado productor de leche que comercializaban en muy pequeña escala. Además se producía en la finca, café, plátano, maíz y frijol igualmente habían aves de corral. A la mierda de vaca se le llamaba boñiga. Se recogía de los corrales y siempre se utilizó como abono y la producción agricola era muy buena, no recuerdo uso de quimicos.
    Al oír los plantamientos del invitado de hoy, su espíritu crítico frente a la realidad que se vive con el monopolio de los fertilizantes que producen las multinacionales y los efectos indeseables de estos para la agricultura. La propuestas que el Sr. Restrepo hace sobre recuperar saberes ancestrales, el ser campesino, la importancia te tomar en serio las propuestas agroecológicas permiten reflexionar sobre esta temática y mas ahora que el nuevo gobierno de Colombia ha manifestado la voluntad de fortalecer el campo y buscar tecnologías que no comprometan la salud y la vida, estas experiencias y planteamientos son especialmente importantes y darlos a conocer, una obligación, papel que cumple muy bien Foodconciencia.

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