QUINTA TRAMPA
La nutrición atomizada
La nutrición, como ciencia, tiene en la actualidad un enfoque limitante que la entrampa, pues parte de poner los nutrientes en el centro de la comprensión de los alimentos y la alimentación. Además, aunque no lo manifieste abiertamente, concibe los alimentos como un agrupamiento de nutrientes empacados o encerrados en una cáscara, considera que el ser humano no necesita alimentos sino nutrientes y que la alimentación es un proceso mecánico, secuencial, en el que intervienen una tras otra, máquinas que hacen parte de otra que se llama el sistema digestivo. Ese fundamento epistemológico impide tener una visión ecológica de los alimentos, del cuerpo humano y de la alimentación.
El filósofo Gyorgy Scrinis ha denominado a esta centralidad de los nutrientes en la comprensión de la alimentación como nutricionismo, que en la actualidad ha llegado a varios extremos, como el denominado mito de la precisión, ofreciendo la idea de que la ciencia, basada en información genética de cada persona, puede establecer qué nutrientes, en qué cantidad y qué alimentos debe consumir diariamente para optimizar la salud individual. Derivada de esta nutrición que divide los procesos en partes cada vez más pequeñas donde cada una cumple una función específica (vitaminas, minerales, proteínas), se ha extendido la creencia de que la ciencia puede hacer funcionar los nutrientes sintéticos, creados por las empresas farmacéuticas y conocidos como suplementos, de la misma forma como ellos actúan cuando los comemos de manera natural, es decir, contenidos en los alimentos.
Con la lógica de que alimentarse es consumir nutrientes se pierde el horizonte de la alimentación como tradición, como cultura, como preparación, como experiencia sensorial, individual y colectiva. Por ejemplo, los pueblos costeros no es que sólo consuman proteína animal, comen pescados y mariscos y la pesca es una parte central de su modo de vivir.
Esta idea de los nutrientes como centralidad está acompañada de otra fragmentación científica moderna: pensar el cuerpo humano como un conjunto de sistemas aislados que no se comunican. Hallazgos como el de la microbiota intestinal y sus diferentes influencias en varios procesos (cognitivos, inmunitarios, metabólicos) deberían invitarnos a entender la alimentación, los alimentos y el cuerpo humano como sistemas integrados, complejos, que intercambian energía e información para hacer un trabajo cuyo resultado no es atribuible a cada uno de ellos por separado.
La industria de tecnología de alimentos y la industria farmacéutica jalonan esta visión fragmentada, atomizada y se lucran de ella. Estas industrias coparon la financiación de la investigación de buena parte de las universidades y por esa razón existe desconfianza en parte del público acerca de la veracidad de muchos resultados de investigaciones. Por su parte, la industria farmacéutica también está ganando mucho dinero en el lucrativo negocio derivado de la producción de suplementos alimentarios.